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ENTRENAMIENTO DE FUERZA. UNA FORMA SEGURA DE MEJORAR TU SALUD Y CALIDAD DE VIDA TRAS LA MENOPAUSIA

A pesar de la poca eficacia demostrada, la recomendación general para el tratamiento de la osteoporosis sigue siendo la actividad física de intensidad moderada, debido principalmente al miedo a una posible fractura al realizar ejercicios de intensidad más elevada. Sin embargo, hace años que sabemos que los estímulos intensos son los que proporcionan una mayor respuesta adaptativa del tejido óseo, y este miedo a una posible fractura ha impedido que durante años proporcionáramos los estímulos más adecuados para la prevención y tratamiento de la osteoporosis.

Para derribar estos viejos mitos, un grupo de investigadores australianos ha llevado a cabo una serie de experimentos en los que las participantes, 28 mujeres con una media de 66 años con osteopenia u osteoporosis, se repartían en dos grupos. Un grupo (12 mujeres) realizaba un programa de entrenamiento de fuerza supervisado de dos días por semana durante 8 meses, y el otro grupo (16 mujeres) realizaba un entrenamiento basado en ejercicios de muy baja intensidad y estiramientos durante el mismo periodo de tiempo.


Al finalizar el estudio, el grupo de mujeres que realizaban ejercicio de alta intensidad no solo consiguió mejorar su composición corporal y aumentar sus niveles de fuerza, sino que además logró aumentar su DMO (Densidad Mineral Ósea) en las vértebras lumbares (+1,6%) y en el cuello del fémur (+0,3%), en comparación con una pérdida importante en el grupo que no realizaba entrenamiento de fuerza (-1,7% y -2,5% respectivamente).


La ganancia de Densidad Mineral Ósea del grupo que realizaba entrenamiento de fuerza (HiPRT) en comparación con una importante pérdida en el grupo que realizaba entrenamiento de baja intensidad (CON)

En conclusión, un programa de 8 meses de entrenamiento de fuerza y alto impacto con tan solo dos sesiones de 30 minutos a la semana, ha demostrado ser seguro y eficaz para el tratamiento de la osteoporosis, la mejora de la composición corporal y el aumento en los niveles de fuerza en mujeres postmenopáusicas.


A pesar del miedo extendido a una posible lesión al realizar este tipo de entrenamiento, los investigadores resaltan que durante la duración del estudio, no se ha producido ningún tipo de lesión ni evento adverso debido a la alta intensidad de los ejercicios.

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